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Este patio tiene un estanque central rodeado por setos de arrayán y en el centro del estanque existe otro pequeño estanque con una fuente de piedra. El patio recibe su nombre de los viejos cipreses que encontramos en los cenadores, el más famoso de los cuales es el Ciprés de la Sultana en el que, según la leyenda, se veían la esposa de Boadbil y un caballero abencerraje, lo que desencadenó finalmente la muerte de los señores de esta noble tribu, que fueron degollados.
A través de una escalinata de piedra del siglo XIX con pórtico y dos leones de cerámica vidriada granadina, se llega a la parte alta de los jardines, que se extienden desde el cerro del Sol hasta el camino del Rey Chico, jardines colgantes que van desde simples huertas hasta macizos de arrayán, bojes recortados o cipreses centenarios.
La Escalera del Agua es una de las escalinatas que encontramos a lo largo de los jardines, destaca por su belleza y originalidad. Supuestamente es la más antigua del jardín (ya existía en tiempos de los árabes). Está dividida en tres tramos, en cada uno de los cuales se encuentra una fuente con surtidor, flanqueada por canales que conforman las barandillas y por donde bajan ruidosamente las aguas. La escalinata se encuentra rodeada por laureles, que unen sus copas formando una bóveda por la que se filtran los rayos del sol, configurando una estampa de una belleza indescriptible.
En los terrenos que van desde el valle del Darro al del Genil se alzaban dos regios palacios de recreo, el de Dar al-Arusa y el de los Alixares, que el abandono y el paso del tiempo terminaron por destruir, hasta que recientes excavaciones señalaron su situación, poniendo de relieve su riqueza, la magnitud de las ruinas descubiertas y los elementos decorativos encontrados.