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Desde la Sala de los Ajimeces entramos al mirador por un gran arco apuntado de mocárabes, en el que encontramos un poema en las inscripciones que decoran sus jambas, junto con un zócalo de azulejos de color negro, blanco y amarillo, bellísimo por su finura y destreza a la hora de realizar el complicado motivo que exhibe. El piso también es de azulejos, aunque se encuentra muy deteriorado.
El interior del mirador es una salita rectangular, con dos arcos laterales y uno doble frente a la entrada que mira al Patio de Daraxa, que fue cerrado por las Habitaciones de Carlos V. Sobre los ventanales se encuentran unos arcos apuntados de mocárabes, en cuyos paños aparecen inscripciones de alabanza a Dios, a Mohamed V y poesías.