El Mirador de la Placeta de Carvajales es un “balcón” al que asoma la placeta de Carvajales. Está situado en el Albaicín bajo, muy cerca de Plaza Nueva y de la Acera del Darro.
Este rincón es una auténtica joya escondida donde se contemplan vistas espectaculares de la Alhambra y el Generalife. En un primer plano emerge de la Colina de la Sabika la Torre de la Vela y la Alcazaba. Más al fondo, a la izquierda, se distinguen algunas de las torres más emblemáticas de los Palacios Nazaríes, como la Torre de Comares o el Peinador de la Reina y, un poco más lejos, el Generalife. En conjunto, la vista desde aquí es una maravillosa estampa sobre los tejados típicos del Albayzín.
El Mirador de la Placeta de Carvajales, también conocido como Mirador de Carvajales, debe su nombre a la familia nobiliaria de los Carvajales, una de las más influyentes de Granada durante los siglos XV y XVI. Originarios de León, se establecieron en la ciudad tras la conquista de los Reyes Católicos.
Muy cerca del mirador se encuentra el Palacio de Carvajal, también llamado Casa de los Condes de Arco (Carrera del Darro, 29). Esta residencia perteneció a Don Francisco Carvajal y Manrique Salazar y Luna, corregidor de Granada y primer conde de Torrejón.
En sus orígenes, la placeta era un huerto familiar de los Carvajales. No fue hasta el siglo XIX, con las reformas urbanísticas emprendidas en el Albaicín para abrir nuevos espacios públicos, cuando adquirió su configuración como plaza. Sin embargo, esta primera plaza se hallaba a un nivel más bajo y no ofrecía vistas, ya que quedaba encajonada entre las casas circundantes.
No sería hasta la década de 1960 cuando se acometieron las obras que le dieron su aspecto actual: se construyó un muro de contención y se elevó el terreno, transformándola en un verdadero balcón abierto a una de las vistas más privilegiadas de Granada: la Alhambra.
El Mirador de la Placeta de Carvajales ofrece a cualquier hora una vista digna de fotografía. Además, aquí el ambiente es menos bullicioso que en el Mirador de San Nicolás, por lo que es una parada idónea para quienes huyen de las multitudes mientras contemplan una de las mejores vistas de la Alhambra.
La instantánea del monumento nazarí tomada desde el estanque, enmarcada por los árboles de la placeta, es una estampa única. Además, el reflejo de la Alhambra en el agua añade un encanto especial, realzando la belleza y la armonía de la composición.
Si buscas tranquilidad, la mañana es el momento perfecto. El Albaicín permanece en calma, y el aire fresco de la mañana envuelve la atmósfera con una serenidad especial. A medida que el sol se eleva, va iluminando lentamente la Alhambra, realzando los detalles arquitectónicos de sus torres y palacios. Un instante perfecto para los amantes de la fotografía pausada y contemplativa.
El atardecer en el Mirador de la Placeta de Carvajales es un momento verdaderamente especial. La luz del día comienza a suavizarse, y los últimos rayos del sol tiñen la Alhambra de tonos dorados y anaranjados, creando una atmósfera cálida y mágica. Las sombras se alargan y la silueta del monumento se recorta con elegancia sobre el cielo. Es el instante perfecto para capturar una imagen llena de poesía y serenidad, ideal para quienes buscan disfrutar del encanto de Granada en calma, lejos del bullicio.
Con la llegada de la noche, el mirador se transforma en un rincón íntimo y silencioso. La Alhambra, iluminada con una sutil luz dorada, parece flotar sobre la oscuridad, reflejándose delicadamente en el estanque de la placeta. El ambiente es sereno, casi mágico, y permite contemplar el monumento nazarí en toda su majestuosidad. Es un lugar ideal para detenerse, respirar y dejarse envolver por la belleza tranquila de Granada bajo las estrellas.
La ropa dependerá de la estación del año en la que realicemos la visita.
El mirador está situado en el Albaicín bajo, muy cerca del centro histórico, por lo que las temperaturas son similares a las de la ciudad. Sin embargo, el mirador se encuentra más alto que la Carrera del Darro, por lo que recomendamos llevar ropa de abrigo en invierno.
En verano, ropa fresca a cualquier hora del día.
En general, la ropa debe ser cómoda para caminar por las calles empinadas y empedradas del Albaicín.
Lo más recomendable es usar calzado cómodo y con buen agarre, como zapatillas deportivas o botas de senderismo ligeras.
El uso de tacones resulta poco recomendable debido al tipo de pavimento. También debes evitar sandalias de suelas lisas porque pueden ser incómodas para caminar por el Albaicín.
En verano, es esencial llevar agua. Encontrarás, en el recorrido, bares y tiendas donde podrás comprar agua y comida.
El mirador está cerca de la Carrera del Darro y del centro histórico de Granada, por lo que encontrarás bastantes establecimientos donde tomar unas tapas o disfrutar de alguna comida. También puedes llevar un snack o bocadillo para tomar allí. Si esta es tu opción, debes hacerlo desde el respeto y limpieza que merece la conservación de este espacio patrimonial e histórico.
En el recorrido a pie hasta el Mirador de la Placeta de Carvajales encontrarás infinidad de restaurantes y bares de tapas del centro histórico y Albaicín. Aquí te mencionamos los más cercanos, si haces el recorrido desde Plaza Nueva.
En Plaza Nueva tienes emblemáticos restaurantes como Los Manueles Reyes Católicos. Un auténtico restaurante granadino de cocina española con especialidades como la paella o las croquetas. Junto a este se encuentra un restaurante ideal para los amantes de la cocina italiana, la Piccola Carmela.
En los alrededores de la Plaza de Santa Ana encontrarás La Cueva 1900 / Santa Ana, de típica cocina andaluza. Aquí no faltan los platos tradicionales y una buena selección de chacinas. Muy cerca se encuentra el Restaurante Pilar del Toro, que debe su nombre al famoso Pilar del Toro en la Calle Hospital de Santa Ana. Situado en una casa señorial del siglo XVII, disfrutarás de platos de la cocina española, tanto en su patio como en su salón comedor.
En la Carrera del Darro, tienes otros establecimientos interesantes por su tapeo y ubicación junto al río Darro, como el Bar restaurante la Lirio o la Tabernilla del Darro. Este último está situado en un antiguo aljibe donde podrás tomar tapas gourmet, vinos naturales, cervezas artesanas o vermú de garaje. Pero si eres amante de la carne a la brasa, muy cerca puedes encontrar el restaurante Negro Carbón Albayzín.
Estas son algunas ideas, pero dependiendo de tus preferencias y momento en el que vayas, te recomendamos consultar antes la disponibilidad de establecimientos, valoración, etc.
Desde Plaza Nueva, tienes varias rutas que te llevarán entre 6 y 8 minutos aproximadamente.
Puedes llegar al mirador por la Plaza de San Gregorio o bien por la Plaza de Santa Ana. Pero un camino muy popular entre los turistas es pasando por la histórica y famosa Calle Elvira, continuando por la Calle de la Calderería Nueva, más conocida como la “calle de las teterías”. Desde ahí puedes continuar paseando por rincones como la Plaza de San Gregorio, la Placeta Porras, la Placeta de Santa Inés y llegar por fin a la Placeta de los Carvajales.
Desde Plaza Nueva, dispones de dos líneas de autobús para llegar al mirador: C31 y C32, que unen el centro de la ciudad de Granada con el barrio del Albaicín. Debido a que las calles de este barrio son estrechas, los autobuses son más pequeños. Puedes bajarte en la parada “Callejón de las Tomasas 19” y de ahí caminar unos 6 minutos hasta la Placeta de Carvajales. A tu paso encontrarás encantadores rincones como el Mirador de la Placeta Comino, la Placeta Almez o la Placeta del Rosal.
También, puedes hacer un recorrido algo más largo, bajándote en la parada “Plaza de San Nicolás” y visitar el famoso Mirador de San Nicolás.
No es muy aconsejable debido a las estrechas calles del Albaicín y las restricciones de tráfico en el barrio.
El parking más recomendable es el de San Cristóbal, por la Carretera de Murcia. Desde aquí el camino a pie lleva en torno a 15 minutos.
También puedes ir en taxi, aunque su recorrido estará sujeto a las restricciones de circulación en el barrio del Albaicín. Las tarifas pueden variar en función de la distancia y la hora del día.
La ubicación del Mirador de Carvajales, en pleno Albaicín Bajo, invita a recorrer a pie algunos de los rincones más encantadores de Granada. Muy cerca de Plaza Nueva, la emblemática Carrera del Darro y el Paseo de los Tristes, este mirador se convierte en el destino perfecto tras un paseo lleno de historia, belleza y esencia granadina.
El camino hasta aquí es un auténtico viaje en el tiempo, entre callejuelas empedradas, placetas con fuentes, cármenes ocultos, palacetes señoriales, iglesias y conventos que narran la historia viva de la ciudad.
Uno de los primeros hitos del camino es la Real Chancillería (siglo XVI), en Plaza Nueva, un imponente edificio renacentista que albergó el máximo tribunal de justicia de la Corona. Más adelante, en la Plaza de Santa Ana, se alza la Iglesia Parroquial de San Gil y Santa Ana, una joya del mudéjar granadino construida en 1537.
Continuando por la Carrera del Darro, aparece la Calle de los Pisas, que toma su nombre de la antigua Casa de los Pisas, hoy sede del Museo de la Orden de San Juan de Dios.
Desde allí, puedes ascender por la Cuesta de Santa Inés hasta el Convento de Santa Inés y el Palacio de los Olvidados (siglo XVI), hoy convertido en museo dedicado a la memoria y cultura sefardí.
Antes de llegar a la Placeta de Carvajales, no olvides pasar por el Carmen de los Cipreses (siglo XVIII) y la Iglesia de San Gregorio (siglo XVI), otra muestra destacada del arte mudéjar.
Finalmente, alcanzarás la Placeta de Carvajales, donde se abre ante ti una de las vistas más bellas de la Alhambra. Desde allí, puedes regresar a la Carrera del Darro para admirar el Palacio de los Carvajal, antigua residencia de esta influyente familia.
A pocos pasos se encuentran auténticas joyas patrimoniales como El Bañuelo (siglo XI), uno de los baños árabes mejor conservados de la península y la Casa Castril, un espléndido palacio renacentista que alberga el Museo Arqueológico y Etnográfico de Granada. También en esta zona se sitúa el Convento de Santa Catalina de Zafra (1520), fundado por Don Hernando de Zafra, secretario de los Reyes Católicos.
Si decides continuar tu ruta hasta el Paseo de los Tristes, encontrará monumentos como el Monasterio de la Concepción (1523), con su interesante Museo Conventual, y el Monasterio Cisterciense de San Bernardo (siglo XVIII).
Uno de los rincones más pintorescos es el conjunto formado por el Puente y la Casa de las Chirimías (1609), antiguo palco para espectáculos junto al río. Muy cerca se encuentra la Casa Morisca Horno de Oro (siglo XV), ejemplo magnífico de vivienda morisca con patio de estilo nazarí.
Siguiendo hacia la Cuesta del Chapiz, que conduce a la parte alta del Albaicín, puedes cruzar el Puente del Aljibillo, de época zirí (siglo XI). A tu izquierda se encuentran las antiguas Escuelas del Ave María.
En la confluencia entre la Cuesta del Chapiz y el Paseo de los Tristes se alza el majestuoso Palacio de los Córdova (siglo XVI), con jardines románticos y vistas impresionantes a la Alhambra. Hoy alberga el Archivo Municipal de Granada.
Y si prefieres dejarte llevar por el espíritu del Albaicín, puedes perderte entre sus calles y descubrir algunos de los más bellos cármenes granadinos. Destacan el Carmen de la Victoria, en la Cuesta del Chapiz, con vistas espectaculares a la Alhambra, y el Carmen de Aben Humeya, sede actual de la Fundación Carlos Ballesta y su museo.
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