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Abadía del Sacromonte

Abadía del Sacromonte

Camino del Sacromonte s/n. . 18010. Granada

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La Abadía del Sacromonte se encuentra en el monte Valparaíso, en pleno corazón del barrio del Sacromonte. Durante siglos fue uno de los principales lugares de peregrinación de Andalucía y, junto con la Alhambra y la Catedral, constituye un punto clave para comprender la realidad cultural de Granada.

Desde la Abadía se disfrutan amplias vistas panorámicas de la Alhambra, el valle del río Darro, el Albaicín y la ciudad. Su ubicación privilegiada y su profundo legado histórico la convierten en un monumento imprescindible para descubrir la riqueza cultural, paisajística y religiosa de la ciudad.

Pero para comprender plenamente su importancia, es necesario retroceder a los tumultuosos años finales del siglo XVI.

 

Historia de la Abadía del Sacromonte

A finales del siglo XVI, Granada era una ciudad hermosa y herida. Cargaba con el peso de un siglo de tensiones entre cristianos viejos, moriscos recién convertidos y repobladores castellanos. Las heridas de la rebelión de las Alpujarras seguían abiertas, y las conversiones forzosas promovidas por Cisneros habían dejado una fractura profunda.

En ese escenario convulso, el 18 de marzo de 1588, en unas obras realizadas en la antigua Torre Turpiana, aparece una caja de plomo que contenía un pergamino trilingüe (latín, árabe y castellano), un lienzo, una imagen mariana y huesos atribuidos al apóstol Santiago. El hallazgo causó tal impacto que pronto fue considerado una prueba tangible del pasado apostólico de Granada, reforzando el deseo de las autoridades eclesiásticas de legitimar la ortodoxia cristiana sobre una ciudad recién “reconquistada”.

El acontecimiento decisivo tuvo lugar el 21 de febrero de 1595. En unos antiguos hornos romanos situados en unas cuevas del monte Valparaíso se hallaron los restos de San Cecilio, San Tesifón y San Hisicio, que habían sido martirizados en ese mismo lugar.  Junto a las reliquias aparecieron unas planchas de plomo circulares escritas en árabe: los futuros libros plúmbeos. Estos textos recogían, además de las historias de los tres santos, el relato de un supuesto “quinto testamento”, atribuido a María, la madre de Jesús, en el que se establecían puentes entre el Islam y el Cristianismo, resaltando los puntos en común entre ambas religiones monoteístas presentes en la Península.

Los libros plúmbeos se estudiaron minuciosamente y fueron declarados falsos en el año 1682 por el papa Inocencio XI. Probablemente fueron obra de los moriscos Miguel de Luna y Alonso del Castillo. Hoy se interpretan como un intento de la élite morisca de crear una narrativa conciliadora que integrara elementos cristianos y musulmanes. Bajo esta perspectiva, los libros plúmbeos buscaban la reconciliación entre las dos comunidades enfrentadas cultural y religiosamente, subrayando sus vínculos y puntos en común.

Las reliquias de los santos alimentaron un fervor colectivo sin precedentes. Miles de peregrinos ascendían la ladera, sembrando el camino con cruces —llegaron a ser 1.200—, mientras la ciudad veía renacer un relato fundacional que reforzaba la identidad cristiana.            

Para atender a las multitudes, el arzobispo Pedro de Castro creó en 1598 cuatro capellanías. El monte, antes conocido como Valparaíso, pasó a ser llamado Sacromonte, el “monte sagrado”.

Mientras tanto, bajo la dirección de Justino Almerique y posteriormente del maestro mayor de Granada, Ambrosio de Vico, se desescombraron y habilitaron las cuevas donde supuestamente tuvieron lugar los martirios. Entre 1595 y 1597 se configuró un primer núcleo devocional: pequeñas capillas excavadas, espacios de oración y una incipiente organización clerical.

El 30 de abril de 1600, tras una larga investigación, la Iglesia confirmó como auténticas las reliquias de los mártires. Esta decisión cambió el destino del Sacromonte: ya no era solo un lugar de peregrinación, sino un espacio que necesitaba estructuras sólidas, culto organizado y una institución estable.

Pedro de Castro comprendió la trascendencia del momento. Concibió la Abadía como un centro espiritual y doctrinal capaz de situar a la ciudad en el mapa religioso de la Europa de su tiempo. Para Pedro de Castro era una oportunidad histórica para reconciliar una sociedad fracturada mediante una “segunda evangelización”, un proyecto espiritual y educativo capaz de unir a moriscos, cristianos viejos y repobladores del norte.

Tras años de estudios y preparativos, en 1609 comenzaron las obras de la futura Abadía, inicialmente bajo la dirección de Ambrosio de Vico y Alonso Segura.

Inicialmente, la Abadía estaba formada por la casa del abad y la residencia de los canónigos. Poco después se añadió la iglesia, concluida en 1614, las capillas-cueva integradas como santuario y un patio inicial que organizaba el recinto.

A partir de 1615, el jesuita Pedro Sánchez asume las obras para realizar cambios con un nuevo proyecto general, del que sólo terminó el patio principal.

Entre 1614 y 1621 se construyó el claustro principal, el único de los cuatro proyectados que llegó a levantarse. Este claustro se convirtió en el corazón de la vida académica, litúrgica y comunitaria de la Abadía.

Durante el siglo XVII, la Abadía fue mucho más que un santuario: fue una de las primeras instituciones universitarias privadas de Europa, seminario, centro de lenguas (hebreo, griego, latín y árabe), lugar de misión y núcleo cultural de Granada.

En el siglo XVIII, se construyó el Colegio Nuevo, se amplió la iglesia con nuevas naves y un coro elevado y se reformaron las cuevas para adaptarlas al creciente flujo de peregrinos.

A lo largo de los siglos, la Abadía del Sacromonte ha estado muy unida a la vida cultural y religiosa de Granada. Fue sede de un seminario y funcionó durante décadas como residencia de estudiantes. En la actualidad, sigue acogiendo a los canónigos y alberga además un museo eclesiástico y una parroquia.

 

Descripción del monumento

La mayoría de sus edificaciones son del siglo XVII y XVIII, combina barroco granadino, tradición mudéjar y elementos neoclásicos, reflejando las capas históricas que la han modelado.

Las Santas Cuevas y capillas (finales del siglo XVI)

Se trata de un espacio iluminado por lucernarios y pequeñas cúpulas. Son la raíz emocional y simbólica del conjunto porque aquí se veneran a los santos mártires cristianos San Cecilio, San Víctor y San Leoncio. Las cuevas están rodeadas por un muro de ladrillo decorado con estrellas, flores, el escudo del fundador y una inscripción con el año de su construcción, 1598.

El acceso a las cuevas se hace desde una capilla donde se veneran a los mártires San Leoncio y San Víctor. En esta misma capilla se encuentra la imagen procesional del Santísimo Cristo de las Cuevas o del Consuelo obra de Miguel Zúñiga Navarro (réplica del Cristo de José Risueño que se encuentra en la Iglesia). Bajo este altar hay una escalera para bajar a las Santas Cuevas y las diferentes capillas:

- La capilla de Piedra, donde según la tradición, la mujer que bese la piedra encontrará marido ese mismo año.
- La capilla de Santiago, donde siguiendo la tradición, el apóstol Santiago dio la primera misa en España. Guarda la imagen de una Inmaculada realizada por Duque Cornejo y un retablo de finales del siglo XVII.
- La capilla de la Dolorosa.
- Una capillita u horno donde se martirizaron a los santos. Alberga un busto pequeño de San Cecilio y la cruz que llevaba San Juan de Dios en Granada.

Junto a las cuevas se encuentra el antiguo cementerio de los canónigos.

Residencia primitiva y Colegio de San Dionisio o Colegio Viejo

Esta parte de la Abadía, junto a las Santas Cuevas y sus capillas, constituye el sector más antiguo del conjunto. Aunque parte de su estructura desapareció con la construcción del claustro principal, sigue siendo un espacio de enorme valor histórico, pues se considera la primera universidad privada. Por sus aulas pasaron personajes destacados, entre ellos Francisco Saavedra, ministro de Carlos IV en 1799 y, hasta mediados del siglo XX, funcionó como residencia de estudiantes. Todavía se conservan las antiguas mesas de mármol del comedor, hoy utilizadas para eventos y reuniones.

El corazón de este antiguo colegio era el Patio de la Estrella, llamado así por la estrella de Salomón dibujada en su empedrado. Este espacio distribuía las habitaciones y aulas, y tras su rehabilitación en 2020, ha recuperado su función como lugar de encuentro, acogiendo conciertos, conferencias y diversas actividades culturales.

Colegiata o Iglesia de la Asunción y sacristía

Se construyó, bajo la advocación de la Virgen de la Asunción, una primera iglesia de planta de cruz latina con una sola nave. Más tarde, en el siglo XVIII, el templo fue ampliado con la incorporación de las naves laterales y del coro. La nave central está cubierta por una bóveda de cañón, mientras que las laterales se cubren mediante bóvedas de arista.

El interior presenta una decoración sobria, pero rica y luminosa a la vez. Sobre la nave central se eleva el coro, realizado por Francisco Díaz del Rivero entre 1615 y 1617, que destaca por su elegante sillería barroca.

En uno de los laterales se encuentra una pequeña estancia que alberga el sepulcro de Don Pedro de Castro, fundador de la Abadía. La capilla mayor acoge un notable retablo barroco atribuido a Blas Moreno, con esculturas de Domingo Cabrera y policromado de José Bustos. Entre las obras escultóricas del templo sobresale el Cristo del Consuelo, o Cristo de los Gitanos, tallado por José Risueño en 1695. Es una de las imágenes más queridas por los granadinos, especialmente por los vecinos del Sacromonte. Cada Miércoles Santo sale en procesión una magnífica copia, realizada por Miguel Zúñiga Navarro entre 1987 y 1989, manteniendo viva una de las devociones más arraigadas del barrio.

Entre la Colegiata y las Santas Cuevas se encuentra el Patio del Sagrado Corazón. En este espacio se expone una destacada colección de escultura contemporánea formada por grandes piezas en bronce del artista Venancio Blanco. Entre ellas sobresalen representaciones como una Piedad, una Última Cena y un Calvario, en las que el autor reinterpreta la iconografía cristiana con un lenguaje plástico más innovador. Este diálogo entre tradición e innovación convierte al patio en uno de los rincones más singulares de la Abadía.

Claustro principal y rectorado

Este claustro, construido entre 1614 y 1621, es el único de los cuatro que llegaron a proyectarse. Considerado el espacio más sobresaliente de la Abadía, presenta elegantes galerías de arcos de medio punto sostenidos sobre columnas toscanas. En su interior se respira una profunda sensación de paz y armonía, reforzada por la presencia de naranjos y una fuente central que marca el ritmo del patio. Las estancias del segundo piso se abren al claustro mediante balcones, completando un conjunto de gran belleza y serenidad.

Museo Abadía del Sacromonte

El museo es un espacio fundamental para conocer el valioso patrimonio artístico y documental que la Abadía ha reunido a lo largo de los siglos. Situado en un lateral del claustro, exhibe destacadas piezas escultóricas, pictóricas, de orfebrería y bordados. También conserva un importante fondo documental y bibliográfico.

Entre las obras pictóricas se pueden admirar pinturas de Sánchez Cotán, Herrera el Viejo, Pedro de Raxis, Juan de Sevilla, Lucas Jordán e incluso de Goya. En el ámbito escultórico, destacan obras de autores como Alonso de Mena, Torcuato Ruiz del Peral, Pedro Duque Cornejo o José Risueño.

Además, sobresale una magnífica colección de pintura flamenca de Gerard David, pintor de la Corte de Carlos V.

Otros espacios de la Abadía más recientes son el Colegio Nuevo y la capilla neogótica de San Dionisio de Areopagita (siglo XIX).

 

Información Útil para el Visitante

Horario de visita

Verano (del 1 de abril al 27 de octubre): de lunes a domingo, de 10:00 a 13:00 horas y de 15:30 a 18:00 horas (cierre de puertas a las 14:00 y a las 19:00 horas).

Invierno (del 28 de octubre al 31 de marzo): de lunes a domingo, de 10:00 a 13:00 horas y de 15:00 a 17:00 horas (cierre de puertas a las 14:00 y a las 18:00 horas).

Nota: el horario de visita puede verse sujeto a cambios. Los domingos a las 12:00h se celebra la misa, por lo que la visita turística está permitida antes de las 11:30 horas y al terminar la misa.
 

Tarifas

Entrada general (a partir de 12 años): 7 €.

Menores de 12 años (acompañados por un familiar y fuera de grupos escolares): 0 €.

Tarifa reducida (estudiantes menores de 25 años con carné de estudiante / personas con capacidades diferentes, con acreditación): 5 €.

 

Normas de la visita

Se permite realizar fotografías y vídeos siempre sin flash, focos, trípodes o palos selfie.

No está permitida la visita turística al interior durante los actos litúrgicos.

Se ruega guardar silencio, vestir con decoro y descubrir la cabeza para acceder al interior del templo.

Se ruega desconectar el teléfono móvil.

Está prohibido fumar en el recinto.

No se permite la entrada de animales de compañía salvo perros-guía.

Los menores deben de ir acompañados por adultos, sin permitir que éstos corran por el templo.

Se debe mantener el orden y limpieza dentro de los espacios, así como respetar los elementos patrimoniales y museísticos.

Se debe atender las indicaciones del personal de la Abadía del Sacromonte en todo momento.

Para más información recomendamos visitar la web oficial del monumento.

 

Cómo llegar a la Abadía del Sacromonte

A pie

Si te apetece dar un paseo desde el centro de Granada, puedes elegir entre dos rutas especialmente recomendables, ambas con encanto y que atraviesan calles históricas.

La primera ruta parte desde Plaza Nueva, continúa por la Plaza de Santa Ana y sube por la Calle Cárcel Alta hasta la Calle San Juan de los Reyes. Desde allí, continúa por la Cuesta del Chapiz, el Camino del Sacromonte y la Ermita del Santo Sepulcro hasta llegar a la Abadía.

La segunda ruta parte desde la Carrera del Darro y el Paseo de los Tristes, continúa por la Cuesta del Chapiz y el Camino del Sacromonte, por el mismo camino hasta tu destino.

Ambos trayectos a pie duran entre 30 y 40 minutos aproximadamente.

En coche

Si prefieres acceder en coche, puedes hacerlo desde el centro de la ciudad por la Avenida de la Constitución, enlazando con la Carretera de Murcia (A-4002), para luego tomar dirección al barrio del Fargue. Desde allí, se accede por el Camino Viejo del Fargue (pasando por el restaurante El Caldero) hasta llegar a la Carretera de la Abadía.

Otra opción es tomar la autovía A-92 en dirección a Guadix/Murcia y salir por el desvío hacia el Fargue, siguiendo el mismo itinerario final.

Ambas rutas tienen una duración aproximada de 15 minutos desde el centro de Granada (dependiendo del tráfico) y, además, en las inmediaciones de la Abadía hay una pequeña zona de aparcamiento gratuito.

Conviene recordar que el acceso incluye tramos de carretera estrecha.
 

En autobús o taxi

Desde el centro de Granada, la línea de autobús urbano C34 parte de Plaza Nueva y tiene parada en las cercanías de la Abadía. El trayecto dura unos 10 minutos y su frecuencia es de unos 20 minutos.

Es importante tener en cuenta que no todos los autobuses de esta línea suben hasta la Abadía, por lo que se recomienda consultar los horarios específicos antes de tu visita.

También puedes optar por un taxi, una opción cómoda cuyo precio variará según el momento del día y el lugar exacto de recogida.

 

Dónde comer cerca de la Abadía del Sacromonte

El barrio del Sacromonte cuenta con una variada oferta gastronómica que combina tradición, entorno y espectáculo. Muchos de sus restaurantes se encuentran en las típicas casas-cueva, integradas en tablaos flamencos donde es posible disfrutar tanto de la cocina granadina como de la experiencia cultural del barrio.

Algunas propuestas destacadas son Venta El Gallo, Cueva Los Tarantos o Cueva Zincalé, donde probarás platos típicos andaluces en un ambiente auténtico. Casa Juanillo es otra opción destacada para degustar cocina granadina en un ambiente tradicional.

Para quienes buscan una opción más informal o para tapear, el Bar Bocadillería Pibe, en el Camino del Sacromonte, ofrece una carta variada con platos locales, incluyendo opciones vegetarianas. También son recomendables bares como Casa Juan Maya o Los Faroles.

Estas son solo algunas recomendaciones; la elección dependerá del tipo de experiencia gastronómica que busques. En cualquier caso, te recomendamos consultar previamente la disponibilidad y las valoraciones en internet para elegir el sitio que mejor se adapte a tu visita.

 

Qué ver cerca de la Abadía del Sacromonte

El entorno de la Abadía ofrece numerosos lugares de interés que enriquecen la visita y permiten conocer a fondo la identidad del Sacromonte y del vecino Albaicín.

Este pintoresco barrio gitano de Granada, conserva aún sus serpenteantes calles y casas-cueva tradicionales, muchas de ellas habitadas desde hace siglos.

Una parada obligada es el Museo Cuevas del Sacromonte, donde podrás conocer cómo era la vida en estas viviendas excavadas en la roca, así como adentrarte en la historia y cultura gitana, el flamenco y otras tradiciones del barrio.

El Sacromonte también ofrece vistas espectaculares de la Alhambra, Sierra Nevada y el valle del Darro. Algunos de los miradores más recomendables son el Mirador de las Cuevas del Sacromonte, el mirador de la propia Abadía y el Mirador de la Vereda de Enmedio.

Una experiencia que no puedes perderte es asistir a un espectáculo de zambra flamenca en una cueva. Estos tablaos, son verdaderos centros de arte y tradición. Ejemplos icónicos son la Cueva Flamenca Venta El Gallo, Los Amayas, Los Tarantos, Cueva Zincalé o La Rocío. Vivirás una velada íntima donde el flamenco se presenta con su carácter más auténtico.

Junto al Sacromonte se encuentra el Albaicín, barrio declarado Patrimonio de la Humanidad. Es la zona más antigua de la ciudad, con un trazado urbano de origen andalusí. Sus calles empedradas, casas blancas, aljibes, iglesias y cármenes lo convierten en un lugar mágico. Algunos lugares destacados son el Palacio de Dar al-Horra, el Mirador de San Nicolás y su Iglesia, el Mirador de San Cristóbal, la Casa morisca Horno de Oro y el Carmen de Aben Humeya.

Para completar tu paseo, nada mejor que recorrer el Paseo de los Tristes y la Carrera del Darro, a los pies de la Alhambra, uno de los trayectos más encantadores de Granada.

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